La
época de la Navidad casi que empieza desde el mes de noviembre, toda
vez que hemos copiado algunos modelos extranjeros, por ejemplo, el Black
Friday que es tomado del día de acción de gracias que se celebra el
tercer jueves en los Estados Unidos y que ha tomado mucho auge para que
todos los propietarios de tiendas comerciales empiecen a seducir a sus
clientes con estas ofertas.
Por otro lado, se encuentran los planes de fin de año que tenemos con
nuestras familias, los regalos navideños y por supuesto, lo que
destinamos para el entretenimiento por las vacaciones que usualmente se
toman a partir del 24 de diciembre o después del primero de enero.
Para contar con una economía sana y responsable, es muy importante
evaluar los escenarios de las compras y la seducción al consumo, se debe
evaluar con cuánto capital contamos, pues normalmente los ingresos de
fin de año son el mismo salario que el resto de año, excepto por las
primas y vacaciones, pero si nos dejamos seducir por las ofertas, este
dinero extra desaparecerá en un abrir y cerrar de ojos.
No permita que lo ataque el “guayabo económico” correspondiente a las
cuentas que llegan en enero, las más usuales que son de los colegios
y las matrículas en las universidades, pues a pesar de que se hagan al
fin del año alteran considerablemente los gastos de la caja familiar y
de otros bienes de consumo que tenemos normalmente, por lo que la
invitación, sin duda, es tener claro cuáles son nuestros planes de
inversión para el 2020.
Para prevenir la seducción al consumo a través de una disciplina
financiera que podamos realmente mantener en nuestro gasto personal le
recomendamos que:
- Mantenga la realidad de lo que puede alcanzar, evite los bienes y la seducción de compras o viajes que vayan más allá de sus posibilidades reales.
- Planee sus gastos, los gastos siempre van a ser los mismos, los usuales, pero si no recordamos los compromisos adicionales vamos a tener un déficit económico.
- Evalúe si lo que va a comprar es realmente útil, no compre artículos nuevos si los que tiene aún son funcionales.
El epílogo en consecuencia, es no gastar emocionalmente, es ahorrar emocionalmente y construir ese ahorro para que no tengamos que endeudarnos de la manera tan fuerte como se hace a fin de año, nuestro deber es enseñar que las cooperativas son escuelas del ahorro.
